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lunes, 23 de noviembre de 2009

Página en blanco.

Y pensar que de mí depende… Uhm…


Frente a mí, a diario una hoja en blanco, parte de un gran libro lleno de historias.

Qué difícil elegir las acciones, a veces dudo al tomar la pluma puesto que temo que la historia no sea tan buena como la imagino o la quiero. Pero ¿qué es la vida sin errores?, después de todo, hasta las grandes historias tuvieron sus borradores llenos de tachaduras, corrector, e incluso hojas completas arrancadas, arrugadas y en la basura porque no fueron lo esperado, el chiste estuvo en encontrar y disfrutar de esos detalles que hicieron que la historia llegara al interior de todos sus lectores, hacer que fueran parte de, lograr que sintieran que también vivían esa historia, que también estaban ahí.

¿Cómo hacer para que te sientas parte de? Para que sepas que en todo momento, formas parte de mi historia, aún cuando no se esté escribiendo nada al respecto. ¿Qué puedo hacer para que sepas que aquella sonrisa que me regalaste, sigue impresa en mí y es parte de mí, que incluso por esa milésima de segundo soy quien soy ahora?

Ahora es cuando, este es justo el preciso momento en que te agradezco por el hecho de existir y en que debo decirte lo feliz que soy por haberte conocido, y más aún, por tenerte en mi vida…

Busco algo, una palabra, quizá una frase, quizá una historia, atesoro cada capítulo en el alma… A cada vuelta de página corresponde un recuerdo, un suspiro…

Lo bueno de un final, es que queda una historia escrita, y que siempre habrá otro comienzo, y con ello la esperanza de encontrarte al siguiente paso, ¡No importa lo que pase, siempre estaré contigo, esa es mi promesa!