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jueves, 5 de septiembre de 2013

¡Con cosquillas!

Me encanta cuando cambias mis planes, cuando te me cuelas en sonrisas y miradas, cuando voy por la calle y suelto carcajadas por los momentos tan graciosos que me haces pasar. Me fascina si me despiertas por las mañanas, tardes o noches con esa ternura y complicidad en la que me sé dentro de tus aventuras.
Es maravilloso sentir tu abrazo y disfrutarlo por los instantes en que crees que es suficiente y eres el único en el mundo de quien su "ya" cuando te retiras y ocupas en otra cosa, me hace saber que me quieres. Que no es que digas "mucho amor, ya quítate", sino más bien, es un ¿hacemos algo? ¡mira!

Increíble cuando me dices ¡ven! sin aceptar un NO por respuesta y ni siquiera un "ahorita", gracias por no dejarme perder del momento.

Justo ahora, te estoy queriendo. Tanto como la primera vez que volteaste tu mirada hacia mí, tanto como cuando te retirabas si me acercaba para sentirte con mis manos frías a las que ya te has acostumbrado, tanto como cuando me aprendí la melodía de tus manos y te seguí, igual de mucho que cuando comencé a entender tu mundo y cuando me hiciste recordar el mío y volver a el.

Mi amor por ti es tan grande como el miedo que me invadió la primera vez que nos quedamos solos, como la confianza que me tienes y como nuestros momentos de jugar y descubrir. Te enseño y me enseñas mundos, nos aprendemos el uno al otro.

Y sin embargo, lo que más amo de ti, es que me enseñas a amar y también me permites acompañarte a sorprendernos juntos por todo. Es el cuidado que tienes por las personas que quieres: tus caricias salvajes y tu interés despreocupado, tu sentido tan alerta cuando hemos de cuidar a nuestra pequeña cómplice que también amamos y también nos convida de su magia.

¡Es justo así! Te amo como cuando sus manitas tomaron por primera vez la mía y como la primera vez que no la soltaron. Les amo como la primera vez que me viste con cara de sorpresa y la primera en que me miró con carilla de "¿sí, ¿qué pasa?", les amo tanto como el tiempo en que hemos estado juntos medido en microsegundos, o mejor aún; medido en la forma en que conocimos juntos el reloj: "tic tac - tic tac - música de juguete- tic tac - guitarra - aplausos - tic tac - tu ritmo - tic tac - las risas - tic tac - cara de ooooohhhhh - tic tac - tic tac - mi ritmo" y más aún, les amo como aquella ocasión en que no paramos de bailar lo que fuera que sonara, en que por primera vez la campana del camión de basura me sonó de lo más interesante y cuando descubrí que el del gas tiene estilo para bailar.

Me fascina descubrir que les pongo un granito de arena en su vida, que soy parte de ustedes y que ustedes van en mí.

Chaparro que me ves y abres la puerta de nuestro Universo, que te gustan las estrellas y conoces de la Luna, que tienes la música por todos lados. Pequeña nena hermosa que me regalas a carcajadas los "te quiero", que me buscas hasta encontrarme, que levantas los brazos para acompañarme... ¡Mis niños! ¿De qué otra forma agradecerles mi vida, mis sueños, las ilusiones y la insaciable búsqueda de nuevas aventuras?

Mis cómplices de sonrisas: ¡ayer encontré una mariposa!, mi guitarra sonó sola y me di cuenta que el arcoiris empieza en ustedes.

PD: Rod, gracias por enseñarme a pisar mis miedos, Estefy a ti por enseñarme a reírme de ellos...

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